Mario Testino, grande entre los grandes de la fotografía de moda, acapara la portada de la edición de junio de ICON Magazine con imágenes autoría de Adam Whitehead, a las que acompañan una emotiva y personal entrevista donde cuenta sus raíces, el arte y la masculinidad.
"Abramos la ventana porque descalzo siempre hay que
estar ventilado", desliza, sin resistirse a una carcajada. Flamboyante
pero al mismo tiempo viril, su tamaño, su voz, sus manos te hacen sentir
protegido. Y su verbo comparte continuamente información. "Odio a la gente
que se guarda datos. Toda sabiduría debe ser compartida", aclara mientras
arregla los cojines del sofá. Cuando te mira descubres que bajo sus pupilas hay
dos maquinarias en acción. Una, la que observa la foto y seduce paulatinamente
al observado. Otra, la que está pensando en den cosas a la vez, disfrutando al
mezclarlas y agitarlas, pero sin olvidar por un segundo dónde está cada una.
“Mi cosa rara es que soy muchas cosas. Me gusta la moda,
pero me gusta también su parte periodística. Porque la moda es historia. Soy al
mismo tiempo fotógrafo y cronista. Me gusta la tradición, pero también me gusta
lo nuevo. Soy como un perrito al que le dicen "haz una pose" y
después le dan una galletita. Y todos los días quiero mi premio, mi galletita”.
“Cuando decidí hacer un número de la edición española de Vogue dedicado a España, oiga, era el peor año de la crisis. Me pareció el momento perfecto para devolver una sonrisa, un poco de luz. Fue un trabajo enorme, pero la respuesta de todos los que participaron, los decoradores, los fotografiados, era tan vital..., seguramente porque ellos también veían que en medio de la crisis había que despertar ese ánimo de positividad. La supervivencia es eso, mantenerte positivo mientras todo oscurece."
-¿Qué le parecen nuestros Reyes (de España)?
“Pedí hacerle una foto a la entonces princesa Letizia, pero el protocolo sólo concedió que fuera a un acto donde ella acudiría para parapetarme entre los fotógrafos autorizados. No era el retrato que quería hacer de ella y decliné. Pero creo que ahora, la pareja, como reyes, está creando un discurso más propio. Quizá podamos pensar ahora en una foto que refleje ese cambio."
"Me gritaban en la calle. Me gritaban porque me vestía de flores. Me gritaban en todas partes. Qué antipáticos, yo no estaba haciendo ningún daño. Mis vestuarios eran tan elaborados que en el periódico en Lima prácticamente tenían una sección dedicada a lo que me ponía. En Perú el vestuario es muy importante. En todas las clases sociales y en nuestra historia. Uno de mis últimos trabajos ha sido precisamente fotografiar todos los vestuarios del folclore peruano. Han estado allí por siglos y de repente los fotografié y todo el mundo en el país se siente orgullosos de ellos. Es la historia de siempre, no puedes entender algo que es tuyo hasta que te alejas de ello. Y regresas y lo mejoras". Testino se marchó muy joven de Perú. "Haciendo dedo conocí a un chico surfista que estudiaba filosofía y que me dejó en mi casa un ejemplar de Demian, de Hermann Hesse", acentuando todos los elementos de sexo, iniciación y liberación que encierra la propia anécdota. "Yo era diferente y tenía que ir a donde estuvieran los otros diferentes. Y ese lugar era Londres. Porque allí sólo hay libertad. ¡Creo tanto en la libertad! Por eso en mi nuevo libro, SIR, editado por Taschen, quiero devolverle a los hombres, al varón, una libertad que ha ido perdiendo por los prejuicios. La masculinidad también puede ser un espectáculo”.