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En la colección Resort 2026, Balenciaga reafirma su dominio absoluto sobre la moda masculina contemporánea, proponiendo una visión que funde el caos urbano con una elegancia distorsionada, perfectamente calculada. Demna Gvasalia, su director creativo, vuelve a jugar con los códigos del lujo y el desecho, del tailoring clásico y la estética post-apocalíptica, en una colección que desafía los límites del vestir masculino.
Uno de los grandes pilares de esta colección es la reinterpretación del traje masculino. Pero aquí, los blazers tienen hombreras exageradas que rozan lo caricaturesco, las siluetas son amplias al borde de lo grotesco, y los pantalones pierden toda pretensión de formalidad al arrastrarse por el suelo, deliberadamente desgastados. El gris carbón, el azul tinta y el marrón sucio dominan la paleta, como si hubieran sido manchados por la ciudad misma.
En contraposición con la sastrería, el streetwear de Balenciaga se vuelve más introspectivo. Las sudaderas con capucha, oversized hasta el absurdo, ahora vienen en tonos apagados y materiales técnicos que imitan el desgaste natural del uso diario. Las prendas parecen encontradas en un armario post-pandémico: funcionales, ambiguas, marcadas por la supervivencia urbana.
Imágenes | Cortesía
