Los primeros looks sorprendieron con trajes de líneas amplias y cortes relajados, donde las solapas prolongadas y los pantalones de piernas generosas se mezclaban con camisas ligeras y casi etéreas. Tonos suaves como el gris perla y el azul empolvado dominaron el desfile, transmitiendo serenidad y sofisticación a la vez que introducían una sutileza moderna al vestir masculino.
A medida que avanzaba el desfile, la colección fue introduciendo contrastes sutiles: tejidos semitranslúcidos en camisas superpuestas que dejaban entrever la piel, combinados con pantalones de corte impecable y cinturones finos que realzaban la postura. Esta dualidad entre transparencia y estructura refleja la intención de la marca de explorar la vulnerabilidad masculina con un halo de confianza medida.
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