El desfile de Theophilio en la Semana de la Moda de Nueva York para la colección Primavera-Verano 2026 rompió moldes mientras rendía homenaje a la identidad, la exuberancia y la mezcla cultural. Bajo una estética que combina raíces caribeñas con vibraciones urbanas, Edvin Thompson volvió a demostrar por qué su marca — Theophilio — es una de las más relevantes para hablar de masculinidades plurales hoy.
Una de las primeras impresiones fue la explosión del color: verdes neón, amarillos saturados y toques de naranja crearon un arco iris inesperado en una pasarela donde muchas marcas apuestan por los neutros. Esos tonos vivaces se acompañaron de estampados tropicales, gráficos inspirados en los paisajes isleños y siluetas de hojas o flores exageradas que parecían brotar entre los pliegues del pecho. No era solo adornar, sino plantear una celebración visual que reclamaba presencia.
Los tejidos aportaron a esa sensación: lino, telas mixtas con brillo sutil, seda lavada, materiales que respiran. Transparencias moderadas aparecieron: paneles translúcidos, capas superpuestas que permiten adivinar la piel o la textura de lo que está debajo, invocando una sensualidad contenida, elegante, jamás vulgar. Las texturas naturales parecían dialogar con las más sintéticas, esa tensión añadió profundidad al conjunto.
