Con una ética de trabajo inigualable, Shai Gilgeous-Alexander ha regresado de cada pretemporada de la NBA siendo un jugador notablemente mejorado. ¿Qué sucede entonces la temporada después de ganar el campeonato de la NBA, el título de máximo anotador y los trofeos de MVP de la liga y de las Finales? Es entonces cuando comienzan las comparaciones con Kobe Bryant.
Cada mañana de lunes a viernes durante el receso de la NBA, una reluciente Cadillac Escalade negra se detiene frente a la entrada de un anodino edificio de ladrillo en un anodino parque empresarial de un anodino suburbio de Toronto a las 6 en punto. Aquel jueves de principios de septiembre, Shai Gilgeous-Alexander salta del asiento trasero con un look que recuerda a un videoclip de Hype Williams: chaleco táctico corto, pantalones deportivos Balenciaga holgados, gorra hacia atrás sobre un durag ajustado, todo del mismo negro intenso.
La estrella del Oklahoma City Thunder entra con elegancia, sus pantalones rozando el suelo al caminar, pasa junto a una recepción vacía y recorre un pasillo a oscuras hasta llegar al amplio gimnasio iluminado con luces fluorescentes. Dentro, hay tres canchas de baloncesto reglamentarias y un par de gradas. En la pared del fondo, un enorme mural representa un Monte Rushmore al estilo NBA: Jordan, LeBron, Kareem, Kobe.









