Timothée Chalamet vuelve a jugar en otra liga. La portada del número de diciembre de Vogue USA lo presenta en clave de mito pop contemporáneo, fotografiado por Annie Leibovitz en un registro que exagera la idea de que este chico está a medio camino entre estrella de cine y ser de otro mundo. Y funciona porque, sinceramente, él ya está más allá del concepto tradicional de galán hollywoodense. Su estética se mueve en un terreno donde lo masculino y lo femenino se mezclan como un moodboard sin fronteras, y el styling se convierte en un relato visual que parece decir que el look no es disfraz ni performance, sino condición natural.









