El capriccio surge en el siglo XVII como forma musical que representa pasajes o incluso óperas caracterizados por la libertad creativa, el ingenio y el virtuosismo, donde cada nota refleja la imaginación del compositor y la destreza del intérprete. Trasladado al ámbito de la moda, el concepto se transforma en el propio proceso creativo del artista: su día a día, sus decisiones estéticas y las influencias que moldean su visión.
La inspiración proviene de la autenticidad del trabajo propio, más que de referencias externas, dando así lugar a una propuesta que define al hombre de la firma y consolida una estética reconocible y coherente. Cada pieza encarna esta filosofía, al equilibrar teatralidad y precisión, exceso y refinamiento, en un juego constante entre tradición e innovación.
«Capriccio per Benavente» no solo viste: narra, provoca y permanece en la memoria, convirtiéndose en un símbolo del enfoque distintivo de la marca y de su aportación singular al panorama contemporáneo de la moda.